¡Oh, nobles damas y gentiles caballeros, prestad oído a mi laúd y escuchad la gesta que en el Liceo Bicentenario Alberto Blest Gana aconteció!

En el vigésimo segundo día del mes de abril, cuando el sol se hallaba en lo alto y la campana marcaba la hora decimocuarta, en el sagrado recinto del CRA, se alzó la sexta edición del afamado “Chocolate Literario”, esta vez bajo el estandarte de la Fantasía Épica.

Allí, más de medio centenar de jóvenes escuderos y doncellas, venidos de todos los rincones y niveles del reino escolar, se congregaron. Juntos, al calor de humeantes pocillos de chocolate, dieron vida a criaturas maravillosas y personajes de leyenda, algunos tan fabulosos como los dragones de antaño, otros tan reales como el pan de cada día. Y, tras forjar sus relatos en la fragua de la imaginación, subieron al tablado para declamarlos ante la corte reunida, arrancando aplausos y carcajadas.

No fue empresa sencilla, pues dieciséis valientes voluntarios, de noble corazón y espíritu diligente, asumieron con alegría los más variados oficios: desde heraldos y guardianes del orden, hasta maestros de ceremonias y anfitriones del festín. Gracias a su entrega, la fiesta del libro en la biblioteca se tornó en jornada memorable: tres horas de pura creación, de asombro compartido y risas cristalinas que resonaron por doquier.

Así fue, mis buenos amigos, que el Chocolate Literario se convirtió en crónica viva y leyenda entre los muros del liceo. Y ya se escuchan rumores en la aldea: en octubre llegará el más esperado de los encuentros, el temible y codiciado Chocolate de Terror. ¡Preparaos, pues, para nuevas hazañas y relatos que helarán la sangre y encenderán la imaginación!

¡Que viva la palabra y la fantasía en nuestro noble liceo!

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